El Tan Aterrador Como Atroz Cuento del Dóberman Atragantado

Después de las fiestas navideñas, hoy, San Canuto Lavard y San Alderico, traigo una leyenda urbana clásica donde las haya. La parte buena es que es una historia excelente, y la parte mala es que ya no se la cree nadie. Hoy traemos: el Tan Aterrador Como Atroz Cuento del Dóberman Atragantado.

Lo dicho, un tema clásico con tanta solera que no se lo cree nadie: el Tan Aterrador Como Atroz Cuento del Dóberman Atragantado. Este lo ha escuchado todo el mundo y está recogido en las colecciones de leyendas urbanas que Jan Harold Brunvand tiene publicadas (de hecho es el título de su segundo libro de leyendas urbanas). Hay también versiones en tebeo y se había publicado como “historia real” en cientos de ocasiones por medio universo. Iba a decir planeta, pero he venido espléndido.

El dóberman atragantado

Una pareja volvía a casa luego de tomar unas copas y al entrar encuentran a su perro ahogándose en medio de la sala de estar.

El hombre entró en pánico y se desmayó, pero la mujer llamó a un viejo amigo que era veterinario y le pidió llevar al perro para que lo curará. Al regresar de la clínica veterinaria, la mujer intentó llevar a su esposo a la cama pero entonces sonó el teléfono. Era el veterinario que le pedía que salieran de la casa cuanto antes.

A los pocos minutos la pareja estaba fuera de la casa y dos automóviles de la policía local se acercaron. La mujer no entendía nada, pero entonces el oficial le dice que fueron alertados por el veterinario. El dóberman se estaba ahogando por un dedo humano y el veterinario alertó a su amiga que escaparán porque había un ladrón en la casa.

Finalmente los oficiales revisaron la casa y encontraron a un ladrón inconsciente, y sin un dedo, en la habitación del matrimonio.

Como buena leyenda urbana tiene multitud de versiones y ha sido contado en infinidad de medios que no se preocupaban demasiado por comprobar las fuentes, o que simplemente publicaban cartas de los lectores. La ciudad varía, se suele aportar con frecuencia un elemento de racismo, calificando al ladrón como hispano, latino o negro, y el número de dedos con los que se atraganta el animal también es variado.

El delincuente a veces está en casa y en otras ocasiones es descubierto en un hospital donde es descubierto, como cabe esperar, porque la policía, en un trabajo de investigación sobresaliente, ata cabos entre los dedos que escupe el perro y los que le faltan al criminal. Incluso hay alguna versión con la mujer que acaba muerta, y frecuentemente, el perro no es operado hasta unas horas después de que la mujer se marche de la clínica veterinaria.

Esta leyenda tuvo un pico en su difusión en el año 81, cuando empezó a aparecer en múltiples medios. A pesar de los esfuerzos realizados por encontrar una historia semejante pero con hechos comprobables, ya no por mí, sino por Jan Harold Brunvand y otros folkloristas, no ha habido ningún tipo de éxito. Yo leí la versión que publicaba en “Demasiado bueno para ser cierto” de Elizabeth Bunn, una abogada laboralista americana que decía haberla escuchado de una vecina de una amiga de su hermana en el 81.

https://es.wikipedia.org/wiki/Jan_Harold_Brunvand

Esta historia la contamos en M80, en La Noche es para Mí, con Miguel Coll, el 7 de enero de 2016.